Para un adecuado desarrollo humano, debe presentarse un óptimo desarrollo en la infancia, ya que, en los primeros años de vida, se construye la formación de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social de los individuos, de ahí la importancia del desarrollo infantil y a su vez abarca la maduración en los aspectos: físico, cognitivo, socioafectivo y de lenguaje, además del progreso de la motricidad fina y gruesa. También es un proceso de cambios en el que el niño aprende a dominar niveles más complejos de movimiento, pensamiento, sentimientos y relaciones con los demás.

En sentido opuesto, están los trastornos del desarrollo, que es un grupo de alteraciones que salen de los patrones normales del desarrollo infantil, donde dichas alteraciones pueden abarcar una o varias áreas de las mencionadas anteriormente. Según diversos autores los trastornos en el desarrollo son consecuencia de una serie de factores de riesgo biológicos, sociales y ambientales que influyen tanto en la madre como en el niño, por lo que se trata de una problemática multifactorial.

Por otra parte, tenemos que el desarrollo psicomotriz, hace referencia a la evolución y a la adquisición constante y gradual de habilidades como lo son la comunicación, el comportamiento social con su entorno y la capacidad motora.

Los factores sociodemográficos maternos como la edad, estado civil, escolaridad, nivel socioeconómico, van a tener gran impacto en el desarrollo psicomotriz del niño. Se ha visto que los niños que provienen de áreas marginadas se ven afectados por estos factores en mayor dimensión en comparación con niños de áreas urbanas. Otro factor importante a considerar para el desarrollo infantil es la familia que, al ser integrada por padre y madre, es uno de los factores que más influye de manera positiva.

Dentro de los factores psicológicos que favorecen un adecuado desarrollo en el niño se encuentra la lactancia materna, ya que ayuda a formar el vínculo amoroso madre-hijo, la ausencia de esta relación por medio del amamantamiento, suprime la cercanía de esa figura importante que favorece la autoestima y el desarrollo psicosocial infantil. También se ha asociado que la privación de este acto favorece a una disminución de la capacidad cognitiva y por otro lado se relaciona con sobrepeso y obesidad infantil. Es importante reconocer el entorno que rodea al niño, la relación que se da entre la persona que está a cargo del menor es indispensable, se considera que son los padres los responsables, en especial, la madre que ayuda a construir la identidad y seguridad del niño, así como la forma de relacionarse. Se menciona así mismo que en esta etapa el niño es dependiente pues necesita alimentación, calor, abrigo, protección y un ambiente que estimule su desarrollo con este sentido la importancia de un ambiente familiar que permita ampliar al máximo sus capacidades físicas, mentales y sociales.

Dentro de los factores biológicos maternos me permito exponer la importancia del control prenatal, este es conformado por un conjunto de visitas y entrevistas de la embarazada con el personal de salud, en donde se vigila el desarrollo del embarazo, se prepara el parto, puerperio y la atención del recién nacido. Durante esta vigilancia médica se debe orientar a la mujer acerca de la importancia de llevar una alimentación saludable, consumir multivitaminas,  entre otras medidas higiénicodietéticas, así como también se alerta sobre los síntomas de urgencia obstétrica e incluso se detectan la presencia de uno o más trastornos del embarazo que puedan contribuir a afectar el desarrollo físico y neurológico del producto gestacional, todo ello con el fin de prevenir complicaciones tanto en la mujer como en el bebé, por ello la importancia de que las mujeres embarazadas asistan a su control prenatal. 

Los factores biológicos perinatales tienen gran relevancia en cuanto al desarrollo psicomotriz del menor, por ejemplo, el parto prematuro es un factor de alto riesgo para alteraciones motrices y cognitivas en los niños, con repercusiones familiares y sociales. Se sabe que los niños prematuros y con un bajo peso al nacimiento presentan deficiencias físicas y mentales de 4 a 6 veces más que los recién nacidos con peso normal. Además, las complicaciones sistémicas como lo es el bajo peso al nacimiento, aumentan el riesgo de padecer retraso en el crecimiento físico y cognitivo. También aumenta el riesgo de padecer alteraciones sensoriales oftalmológicas y auditivas, otras complicaciones como infecciones sistémicas que se diagnostican durante la etapa neonatal son asociadas a trastornos sensoriales o motores en la infancia. Según la Academia Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos las complicaciones del aparato respiratorio como la asfixia en el recién nacido es un evento frecuente en las unidades de neonatología lo cual conlleva a realizar maniobras de reanimación y por ende condicionar a la mortalidad y secuelas neurológicas, llevando a la aparición de retraso psicomotor, hipoacusia y alteraciones en el lenguaje, problemas de aprendizaje y parálisis cerebral.

Concluimos que la alteración en el desarrollo infantil es multifactorial y es un problema de salud pública. Existen factores biopsicosociales asociados a algún tipo de retraso en el desarrollo psicomotriz de los niños, como los sociodemográficos, psicológicos y biológicos. El conocimiento de este tipo de factores y su relación con el atraso en el desarrollo ayuda a la atención oportuna para realizar un plan de estrategias en la detección temprana y el manejo adecuado para prevención, tratamiento y rehabilitación del niño con el fin de que este tenga una mejor calidad de vida.



Dra. Guadalupe Ramón Hernández.